En las últimas décadas se ha incrustado en el quehacer político estadounidense una amenaza llamada Libertarismo. Esta tendencia ideológica está asociada con quienes se hacen llamar Libertarios, personas que promueven el Libre Mercado y que piensan que el Estado no debe tener absolutamente ningún rol en el cotidiano vivir de los ciudadanos. Estas posiciones se basan en una concepción de la Libertad de cada individuo, que supone que mientras más disminuye la interferencia del Estado, más libres serán los ciudadanos. De esta forma, el capitalismo, en su máxima expresión, es el mejor sistema económico puesto que permite la mayor cantidad de libertad a los individuos. Sin embargo, los Libertarios se rehúsan a ver los problemas y contradicciones que surgen de su filosofía, cuando se la aterriza en la aplicación práctica basada en la realidad y, mucho menos, cuando se trata de una realidad subalterna y de desarrollo menor como la nuestra.
El Libertarismo ha surgido
en los últimos 50 años, de forma paralela al conservadurismo del partido Republicano
y ha estado fuertemente ligado a la derecha evangélica de ese país. Sus grandes
financistas han sido grupos económicos de la industria norteamericana como Koch
Industries. El Libertarismo moderno ha servido de base conceptual para un
programa de gobierno regresivo y discriminatorio que ahora mismo, en el Senado
norteamericano, amenaza con polarizar a la ciudadanía llevándola hacia un punto
de quiebre. Se ha convertido así en el ala más radical del partido Republicano estadounidense
encarnado en el Tea Party. Sus voceros principales son los senadores Rand Paul,
Ted Cruz, Louie Gohmert y Michelle Bachman cuyas posiciones ideológicas radicales
son responsables de la mayor crisis de gobernabilidad que ha sufrido los
Estados Unidos. A estos senadores se les atribuye la parálisis del Congreso
norteamericano y la permanente obstaculización a la agenda de gobierno del presidente
Barack Obama. Se trata de actores políticos racistas, excluyentes,
nacionalistas y conservadores que se han opuesto a reformas migratorias, a las
medidas de rescate de la economía y a la reforma sanitaria conocida como Obamacare.
Sin embargo, el
libertarismo no siempre fue así. Únicamente en la presente coyuntura ha llegado
a tal punto de distorsión respecto de sus inicios, que es irreconocible. Hoy es
una vertiente amorfa bajo un fundamentalismo nacionalista y religioso, cuando
originalmente proponía otras cosas.
Las bases de la
filosofía libertaria nacen con el escritor francés Joseph Dejacque quien, a
mediados del siglo XIX, promulgaba la utopía anarquista en su periódico “Le
Libertaire, Journal du Mouvemement Social”. Fue de los primeros
escritos sobre el libertarismo, desde la conceptualización del socialismo
libertario. En aquellos tiempos los libertarios eran intelectuales que buscaba
la desaparición del Estado y del capitalismo. Se hacían llamar anarco-socialistas para diferenciarse de
los socialistas de corte leninista que creían en la primacía del Estado y el
autoritarismo.
Recién a mediados
del siglo XX se empieza a asociar el concepto del libertarismo con la ultra
derecha. Esta encarnación es la que sobrevive actualmente en las esquinas más radicales
de la democracia norteamericana. Esta versión fue fundada por pensadores como
Murray Rothbard, quienes le dieron el giro epistemológico al concepto para
convertirse en anarco-capitalistas. Esta tendencia extrema también cree en la
desaparición del Estado; sin embargo, el fin es que la sociedad se organice
puramente en términos capitalistas. Esta vertiente es cercana a los
pensamientos de los economistas Ludwig Von Mises, Friedrich Von Hayek y Milton
Freidman que tendría su mayor auge tanto en la Escuela Económica Austríaca como
en la Universidad de Chicago. Esta misma doctrina fue la que impulsó el Trickle Down Economics o Reaganomics de Ronald Reagan y Margaret
Thatcher en los años 80.
A raíz de la
influencia de estos pensadores surgen Think
Tanks como el Cato Institute y el
Heritage Foundation cuyas mayores
publicaciones promueven la libertad individual, gobierno limitado y desregulación,
libertad de empresa y el desarrollo económico, política fiscal, libre comercio,
privatización de servicios sociales, y defensa y seguridad. Ambas entidades
reciben hoy el financiamiento de grandes empresarios como los hermanos Koch
quienes, a través de Koch Industries, han construido uno de los conglomerados
de empresas estadounidenses más poderosos del mundo. Según Forbes, es la
segunda empresa privada más grande de los Estados Unidos.
Efectivamente, lo
que sucedió fue una fusión de la teoría económica liberal con la ética
protestante norteamericana para generar una tendencia política conservadora. Esta
línea de pensamiento se opone a la tiranía Estatal. Sin embargo, toda la
estructura jerárquica y de mando en el ámbito corporativo no es considerada tiranía.
La explotación laboral no es tiranía, simplemente es la maximización de los
recursos.
Pasando desde la
teoría económica hacía el ámbito político-ideológico, la implementación de
estas teorías en la praxis es altamente cuestionable al aplicarse tanto en el
mundo real y, más aún, en las condiciones de subdesarrollo de los países
latinoamericanos, en los que las brechas entre la riqueza y la pobreza son de
extremos irreconciliables. Es fácil hablar de libertad del individuo y del exceso de regulaciones cuando uno se
encuentra en las esferas más altas de la jerarquía socio-económica. Quizá
precisamente por eso las necesidades básicas y los derechos humanos son
secundarios para estos pensadores. Ni pensar en quién o qué debe garantizar la
satisfacción de esas necesidades o el ejercicio de los derechos.
Adicionalmente, los
libertarios modernos piensan que la mejor forma de organización de la economía
es el libre mercado y que sin la interferencia del Estado cada individuo
decidiría lo que más le convenga. Esto, aparentemente, llevaría a la innovación
y la prosperidad para todos pero lamentablemente se trata de una visión equivocada
y contradictoria a la historia económica y política de la humanidad. Asume que
todos los individuos en una sociedad actuarían de forma benévola con el
prójimo, cuando la realidad es que el egoísmo y la autopreservación llevarían
al colapso de la sociedad y al caos. A los libertarios les encanta hablar de
los derechos de la propiedad privada, sin embargo ignoran quién debe garantizar
y proteger esos derechos. ¿Será el mismo individuo? Nos tocaría a todos comprar
armas.
Las aberraciones
son múltiples; sin embargo, lo que interesa es la aplicación de estas teorías a
la praxis en el tercer mundo. En este juego está de por medio la aplicación
político-ideológica proveniente de sectores oligárquicos que repudian políticas
sociales de bienestar. En el Ecuador, existen individuos que impulsan estas
ideas desde lo académico a través del programa de economía de la Universidad
San Francisco de Quito y las Universidades Casa Grande y Espíritu Santo en
Guayaquil, como semilleros de pensamiento. Igualmente, el Cato Institute tiene representación en el Ecuador mediante lazos
directos con el diario El Universo de Guayaquil. Pero lo más peligroso de la
peregrinación de nuestros intelectuales por estas teorías es su cooptación por
parte de los partidos políticos de derecha tradicional, reencarnados en el
Movimiento CREO del banquero-candidato Guillermo Lasso. En una triangulación
entre sectores oligárquicos (económico/financiero), academia (educación
superior privada) e Iglesia, efectivamente han logrado implantar una base
conceptual e innovar la estructura conservadora ecuatoriana.
Más que una crítica
a la incorporación de estas teorías a una agenda política para el Ecuador, lo
que me quedan son dudas. ¿De llegar al poder, cómo proponen privatizar los
servicios públicos que hoy están impulsando el desarrollo social mediante
servicios y subsidios? ¿Cómo proponen la reducción del tamaño del Estado, reduciendo
el aparato burocrático sin despidos masivos? ¿Cómo proponen evitar que los
sectores industriales y de poder económico se apropien de las estructuras del
Estado y Cortes, como ya lo han hecho antes? ¿O esto es algo que, más bien,
impulsarían?
Sencillamente, dudo
seriamente que los representantes del Movimiento CREO y sus ideólogos tengan el
valor de ir al barrio Comité del Pueblo en la ciudad de Quito a decir que se
les va a quitar el Bono de Desarrollo Humano, y lo que le falta a muchos individuos
de esa localidad es precisamente Libertad.
Igualmente, no veo a los ideólogos de Compromiso Ecuador ingresando a Ciudad
Victoria en Guayaquil a decir que el Estado Controlador les está quitando
democracia. Más aún, dudo seriamente que los acólitos del banquero en las
cámaras de comercio quieran una reducción de impuestos para beneficiar a toda
la ciudadanía, sino únicamente a los socios del Club de la Unión y sus
respectivas empresas.
Falta que este
sector de derecha conservadora anuncie claramente sus intenciones y abandone la
ambigüedad ideológica con la que maneja su discurso. La población merece
conocer lo que estos grupos ofrecen y cómo piensan implementar su modelo, de
llegar al poder. Falta, además, que aclaren sus verdaderas intenciones al mismo
sector al que representan: el de las clases oligárquicas terratenientes porque,
al final del día, este es el sector que financiaría una campaña electoral y es
el que más se beneficiaría de incentivos fiscales y/o reformas económicas.
Mi sospecha es que
las nociones del libertarismo son tan
ajenas a nuestra realidad que sufrirían un rotundo fracaso en su implementación
en política pública. No olvidemos que las relaciones de subordinación de las
clases a los grupos de poder en el Ecuador han significado ya más de dos siglos
de confrontación. Es la eterna pugna Conservadora/Liberal, la de la derecha e
izquierda, la del pueblo oprimido y la oligarquía explotadora. Al intentar
reestructurar sus bases conceptuales, los libertarios se olvidan de que el
pueblo repudió las medidas que estos mismos actores tomaron cuando estuvieron
en el poder durante los años 80 y 90. No es casualidad que ahora el Libertarismo intente reinventarse para
poder vender mejor su “producto”.
Me parece que están
vendiendo un poco de lo mismo: un poco de lo que ya fracasó, un poco de lo que
tanto daño nos hizo.
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1 comentarios:
Write comentariosEs logica lo que el Ecuador esta vivivendo pero no tanto como su tema lo dice ellos no estan vendiendo nada de su fracaso que hace anos nos hizo daño si no que regresaron a saquear lo que no pudieron hacer en esos año por projectos no bien restructurado solomente han cambiado su forma de saquear al pueblo ecuatoriano y esto se llama projecto belleza que quiere decir yo te embellesco Ecuador pero te dejo en la miseria esos mismo que ocasionaron ese mismo fracazo bancario se creen salvadores dejanos una economia sumergida.
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