Para saber que pasó este domingo en las elecciones regionales dadas en Venezuela,
hay que conocer, principalmente, las cifras: el 61,14% de los ciudadanos
inscritos en el padrón electoral participó y eligió a 23 gobernadores, siendo
la más grande participación en elecciones regionales. El resultado: el chavismo
obtuvo 17 gobernaciones, el 75% de los gobiernos regionales; la oposición
obtuvo 5; y falta por conocerse el resultado en el estado Bolívar, al sur del
país, donde las condiciones geográficas son más complicadas y la diatriba
política también lo es. Y como no es la
primera vez que el conteo de los votos se retrasa en algunas regiones, hay una
probabilidad muy alta de que en las próximas horas se conozca, oficialmente,
los resultados de esa votación en particular.
Sin embargo, estos resultados no son los que esperaba un sector de la
población que se ha encargado de ponerlos en duda. Estas personas, generalmente
dirigentes, acostumbran a convencer a sus seguidores, utilizando muchas veces
los medios de comunicación, de que están participando en “la batalla final” que
acabará con el gobierno de la Revolución Bolivariana. Esta misma táctica la han
aplicado por lo menos en 20 de las 22 elecciones realizadas en los últimos 18
años en este país. Al no obtener los resultados que sus encuestadoras han
proyectado o al no cumplirse los vaticinios poco sustentados (más allá de sus
aspiraciones, que repiten en redes sociales), el efecto de rechazo a los
resultados se ha observado incluso minutos antes de que se conociera la
información oficial entregada por el Poder Electoral Venezolano, a través del
Consejo Nacional Electoral.
¿Pero cómo es posible que una población, sometida a la situación económica
y social como la que atraviesa el pueblo venezolano, pueda votar a favor del
gobierno, que en teoría sería el responsable de todo lo malo por lo que está
pasando? La respuesta no la va a encontrar en este artículo, pero sí va a
hallar elementos para aclarar el tema del supuesto fraude electoral.
Primero hay que aclarar que este proceso electoral tiene, por ley, más
de 10 auditorías: antes, durante y después de las votaciones. En cada una de
esas hay representantes de los factores políticos que participan en la
contienda, es decir, la oposición mantuvo sus delegados en todos los puntos. El
momento central, donde siembran la duda sobre un posible fraude, es el del día
de las votaciones. Antes de ese día, deben hacerse auditorías a las máquinas de
votación, al software utilizado, al material electoral y al sistema de
trasmisión de votos. En el proceso del sufragio electrónico, en los centros
electorales y en las mesas de votación hay presencia de delegados de los
factores políticos (a favor y en contra). Los votantes primero se identifican
con su documento de identidad, luego con su huella dactilar y, antes de
finalizar, deben firmar una hoja de registro que deja constancia de su
asistencia.
Frente a la máquina electrónica y en privado, el elector escoge a su
candidato presionando la pantalla táctil. Recibe de esa manera un comprobante
similar al que emiten los cajeros automáticos de los bancos cuando se hace una
operación financiera. El elector puede ver en el documento impreso si la
información está igual a la que había seleccionado en la pantalla. Si es así,
ese papel debe introducirlo en una caja de resguardo que se encuentra en el
mismo lugar donde votó. Este proceso se lo hace frente a todos los miembros de
la mesa.
Al finalizar las votaciones, se cierran las mesas electorales y se
hacen otras auditorias. Se imprime el acta de votación que emite la maquina
electrónica. Ahí se muestra los votos que los candidatos recibieron durante la
jornada. Todos tienen acceso a esa acta y los representantes de los factores
políticos la revisan. Si deciden firmarla es porque están de acuerdo de un
proceso transparente. Sin irregularidades.
El 54% de las maquinas que participaron el día de las votaciones son
auditadas. Se les hace un cotejo de los votos contenidos en las cajas de
resguardo y las actas emitidas por las máquinas. En el proceso participan
todos, una vez más, y dejan constancia. Si algo no estuvo correcto, no firmar
las actas de las auditorias y tienen las pruebas para demostrarlo.
Aunque el sistema electoral venezolano ha recibido la certificación por
expertos electorales del mundo, por ser uno de los más seguros y confiables, el
presidente Nicolás Maduro fue más allá de las auditorias y solicitó la
verificación del 100% de los votos. Es decir, revisar cada una de las papeletas
de votación.
Mientras esto sucede, el Consejo Nacional Electoral anuncia que en los
próximos días se van a realizar las auditorias de telecomunicaciones fase dos,
la auditoria ciudadana fase dos y la auditoria de electores fase dos, de
acuerdo al cronograma electoral.
Más allá de esto, una amplia delegación del Consejo de Expertos
Electorales de Latinoamérica (CEELA), dirigido por el experimentado político
ecuatoriano Nicanor Moscoso, dijo que el proceso electoral se realizó "de
manera exitosa" y que la jornada transcurrió "pacíficamente y sin
contratiempo", dejando claro que “la voluntad de los ciudadanos de ha
garantizado”.
Lo preocupante es que la oposición llamó a las calles a los ciudadanos,
una vez más, como respuesta a los resultados electorales. La última vez que
hicieron un llamado similar, hubo más de 100 personas muertas debido a los
terribles hechos de violencia. Estas acciones dañinas han tenido el apoyo
internacional de distintos gobiernos, que la han financiado y estimulado.
La oposición sigue subestimando a la fuerza política chavista que hoy
reacciona frente a las sanciones internacionales y a las amenazas permanentes.
Y lo hace votando masivamente. La oposición también participa del proceso
electoral legitimando a la Asamblea Nacional Constituyente a la que había
acusado de ilegitima.
En los últimos 28 años, Venezuela no había registrado una participación
de votantes como la de este domingo. Los resultados no fueron estrechos. En 10
de las gobernaciones que ganó el chavismo estuvo por encima del 52% de los
votos y tienen, hasta que se aclare el resultado en Bolívar, el 75% de las
gobernaciones del país.
La ley contempla a todo el que no esté de acuerdo, los recursos para
impugnar las votaciones. Pero, al momento de terminar de redactar estas líneas,
ningún representante de la oposición se ha pronunciado para explicarle a sus
seguidores por qué se enfrentan a este resultado.
Este martes serán juramentados los gobernadores electos ante la
Asamblea Nacional Constituyente.
Abraham Istillarte
Estudioso de América Latina
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