Humanizar el ejercicio del poder

Entre el 2007 y 2013 Ecuador vivió un momento político único. Por primera vez una persona con discapacidad ocupaba la vicepresidencia del país de la mano de un proyecto político innovador. Lenin Moreno, uno de los fundadores del movimiento Alianza País, nos demostró en este período que la política puede ser responsable, solidaria y enfocada a lo que más importa: el servicio hacia los demás. De ahí que no es extraño que su nombre suene alto cada vez que se piensa en el nuevo presidente de la República.

Pensar en Moreno como candidato presidencial significa, en primera instancia, que su trabajo como vicepresidente dejó un impacto positivo en la mayoría de ecuatorianos. Los programas que se promovieron desde la vicepresidencia en este periodo aún son emblemáticos: la Misión Solidaria Manuela Espejo y el programa Joaquín Gallegos Lara cambiaron la vida de miles de ecuatorianos que históricamente habían sido olvidados. Estos programas han sido tomados como referencia en otros países para la elaboración de políticas públicas que fomenten la inclusión, el respeto y el cumplimiento de los derechos de las personas con discapacidad.

Su imagen se proyecta de manera positiva en el exterior: como vicepresidente, en 2010 promovió la cumbre de vicepresidentes del continente “América sin Barreras- por la Democracia y la solidaridad”; ha recibido condecoraciones en varios países y su nombre estuvo entre los nominados al premio Nobel de la Paz 2012. Puertas adentro, de llegar a la presidencia, Lenin Moreno podría unir a los ecuatorianos y enrumbarlos con un solo objetivo: el país.

Frente a esta imagen que proyecta un discurso no confrontativo, las interrogantes que se plantean ante su posible candidatura son varias, lo cual es normal al avizorar el nuevo panorama político del país.Muchos se preguntan si está listo para enfrentar las dificultades actuales del país y lo que se avecina, una crisis económica provocada por factores externos, la reconstrucción de Manabí y Esmeraldas tras el terremoto. También hay quienes se preocupan de su poca conexión con los sectores productivos y financieros, algo que es motivo de cuestionamiento por parte de sectores de la oposición y sus candidatos que ven en el nuevo proceso político la oportunidad de tomar las riendas del Ecuador. Ante esto, es innegable que la presidencia será un reto para Moreno, reto para el cual ha demostrado estar preparado al vincularse de manera activa con el Ecuador tras el terremoto donde se evidenció su trabajo en Naciones Unidas como delegado de personas con discapacidad.

La aceptación que aún hoy tiene la imagen de Lenin Moreno se ha constatado en encuestas y sondeos que lo ponen como una de las opciones más factibles para dirigir el Ecuador a partir del 2017, ya que representa para muchos ecuatorianos el espíritu de lucha y optimismo ante la vida, indispensable para salir adelante.

María Castillo