Un encuentro que CREO creó y en el que nadie creyó

En medio de la “guerra mediática” en la que algunos periódicos, noticieros de radio y canales de TV privados se empeñan en jugar un indigno papel, estos utilizan como una de sus armas preferidas el calibrar los impactos de uno u otro hecho y en consecuencia y a medida de sus intereses o de los grupos o personas a los que defienden, subir o bajar el perfil de sucesos específicos a conveniencia. De este modo, aquellos eventos que les son “incómodos” (a ellos, sus grupos o cuadros políticos afines) pasan desapercibidos; mientras otros que, dentro de sus cálculos, podrían desencadenar un impacto favorable (igualmente, a ellos, sus grupos o cuadros políticos afines) ocupan sitios estelares en sus noticieros durante varios días o son material de primera plana en las ediciones impresas. Estamos sin duda, ante un ejercicio mentiroso de “objetividad a la carta”.

Pero no siempre esta estrategia funciona como quisieran esos medios. Un ejemplo de ello fue lo que ocurrió el 4 de noviembre en que se levantó gran expectativa por una reunión -supuestamente nacional- de varios líderes de oposición que tendría lugar en la ciudad de Loja. Varios medios mencionaron -a conveniencia, obviamente- que al encuentro irían representantes de movimientos como CREO, autoridades seccionales, líderes del movimiento indígena, dirigentes del movimiento sindical y cuadros de otras agrupaciones como Unidad Popular.

Tal como esos medios lo pintaron, el evento iba a tener repercusiones importantes dada la anunciada confluencia de actores provenientes de diferentes corrientes y sectores. Sin embargo, con el pasar de la horas comenzó a hacerse evidente la impronta del movimiento de Guillermo Lasso en la organización, convocatoria, logística e, incluso, cobertura del hecho por parte de medios de comunicación que son fieles al banquero. Este detalle no pasó desapercibido para el resto de actores convocados y casi inmediatamente -como la presa que evade instintivamente la trampa del cazador- declinaron la invitación. Ese fue el caso de Pablo Serrano (FUT), Carlos Pérez Guartambel (Ecuarunari) y Mesías Tatamuez (Cedocut). Este muy importante giro informativo del hecho fue omitido ex profesamente por los medios que, entusiastas, lo posesionaron como la noticia de la semana.

Paulatinamente y gracias a la inmediatez de las redes sociales convertidas en fuente de primera mano -a diferencia de los medios tradicionales que se toman su tiempo para analizar cómo enfocar la noticia, dónde es conveniente ponerla o si es mejor no publicarla, sin que medie escrúpulo alguno para engañar al público- comenzamos a descubrir que todo se trataba de una fachada que había sido montada cuidadosamente para vender un falaz diálogo nacional. No fue difícil corroborar el montaje cuando el día de la reunión se pudo ver a la plana mayor de quienes protagonizaban el mentado “diálogo”.

En la mesa directiva fue fácil identificar a César Monge (cuadro de Lasso), Fausto Cobo (cuadro de Lasso), Betty Amores (cuadro de Lasso), César Carrión (cuadro de Lasso), César Montúfar (cuadro de Lasso), Francisco Jiménez (cuadro de Lasso), Milton Castillo (miembro de la Asamblea de Quito, afín a Andrés Valdiviezo y Andrés Páez quienes, a su vez, son cuadros de Guillermo Lasso) y al organizador del encuentro, Ernesto Gallo, militante del movimiento Concertación que lidera César Montúfar (cuadro de Lasso).

Historia aparte protagonizaron el prefecto de Zamora, Salvador Quishpe, y la viceprefecta de Loja, Nívea Vélez. Ellos también habían sido invitados al cónclave. De Quishpe es público que se trata de uno de los pocos líderes indígenas que no ha descartado una eventual alianza con otros sectores -incluso con la derecha bancaria de Lasso- si fuera necesario, para apuntalar un proyecto político electoral; y Nívea Vélez es una entusiasta promotora de la figura del banquero-candidato y asidua concurrente a los mítines que en Loja organiza CREO y su líder máximo.

Sin duda, estas dos autoridades seccionales habrían asistido gustosas a la reunión. Es más, Quishpe salió muy temprano desde Zamora con dirección a Loja para concurrir al encuentro pero ante el evidente fracaso de la convocatoria a representantes de otros sectores, prefirieron argüir cualquier pretexto para no ir y “quemarse” en una reunión que nunca alcanzó la categoría de nacional y que se quedó más bien en el ámbito de lo partidista. Fue así que Quishpe y Vélez, en una improvisada rueda de prensa, anunciaron que no asistirían, pero Vélez -fiel a sus debilidades políticas por el grupo del banquero Lasso- sí acudió, aunque furtiva y momentáneamente, al hotel en donde se desarrollaba el evento de CREO.

Todo esto fue público, cientos de mensajes y fotografías en redes sociales registraron los hechos y develaron el tinglado que montó CREO con la intención de arroparse como movimiento de calibre nacional. Esas mismas redes mostraron el fracaso del encuentro y la inolvidable fotografía de una mesa directiva llena de líderes de CREO y ninguno de los sectores indígenas, sindicales o de extrema izquierda. Lo indignante fue que toda esa información no la encontramos en esos medios que días antes se empeñaron en posicionar un montaje disfrazado de evento nacional que horas más tarde fracasó. Las notas relativas al hecho en sí, una vez que se efectuó fueron casi telegráficas, sucintas y salieron únicamente en las ediciones digitales de dos o tres periódicos. Fueron efímeras en contenido y duración pues desaparecieron pocas horas después. Claro, no es conveniente informar sobre un suceso que implica un evidente traspié en la carrera electoral del banquero quien, sin éxito, intenta por todos los medios mostrarse con una base social más grande que los 200 militantes de Guayaquil que lo acompañan a cualquier ciudad que vaya, en una campaña itinerante que no terminar de encontrar movilización orgánica real en apoyo a su figura.

En conclusión, estamos frente a una poderosa y coordinada maquinaria político-comunicacional que no tendrá empacho en posicionar como hecho relevante y de transcendencia nacional a sucesos que son evidentemente prefabricados o que constituyen maniobras pensadas para obnubilar el criterio de la opinión pública, con tal de promocionar -publicitaria o informativamente- una determinada candidatura.

Por Tomás Ojeda

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