Había una vez Ipiales

Era todavía un niño cuando visité por primera –y única vez– Ipiales. Era 1983 y uno de mis tíos notó que ya le hacía falta llantas nuevas a su auto. Armó viaje y como yo estaba en vacaciones, me propuso acompañarlo para tener con quien   conversar pues también irían mis dos abuelos, cuya fortaleza no era precisamente mantener la vigilia sobre un vehículo rodante, tanto así que cayeron dormidos antes de pasar por Guayllabamba.

De esa experiencia aún conservo en mi memoria a una Ipiales gris y lluviosa. Recuerdo todavía el logo de las cuatro llantas Uniroyal colombianas que el tío calzó a su Chevette, el paseo que di con mis abuelos por uno de los supermercados Ley y las bolsas de compras en las que se dejaban ver un paquete de galletas Saltinas, uno de chupetes Colombinas, otro de café Sello Rojo, un frasco de Postum y un par de zapatos Croydon que serían para mi hermana pequeña.

Hago esta remembranza 32 años después y no de forma espontánea, sino a partir de reiterados reportajes que los noticieros nacionales han difundido y en los que venden como primicia y novedad una "oleada" de ecuatorianos que va a Ipiales de compras. Es evidente que algunos medios encontraron el escenario perfecto para leerlo bajo el argumento de que la situación en el Ecuador está al borde del colapso debido a un errado manejo económico.

Y sin embargo, ¿es eso cierto? Que yo sepa, y tal como les contaba al inicio de este relato, la práctica de ir a Ipiales de compras no es nueva y mucho menos inédita como pretenden hacernos creer varios diarios y canales de TV. Igualmente cíclica fue en diferentes épocas la visita de colombianos al Ecuador, para hacer exactamente lo mismo que ahora "sorprende" a esos medios. ¿Quién no recuerda en algún momento de su vida haber visto, especialmente en las entonces delgadas carreteras del norte del país, aquellos Renault con placas de color negro o amarillo, típicamente colombianas?

Es más, hasta hace no mucho tiempo, esos mismos canales se escandalizaban por la afluencia de colombianos a Carchi para adquirir la barata gasolina ecuatoriana. ¿Estaba entonces la economía colombiana al borde del colapso por ello? Es obvio que no.

No es mi pretensión calificar la conveniencia o no de que cientos de familias ecuatorianas hagan fila en la frontera cada fin de semana para cruzar al lado colombiano y cambiar sus fortísimos dólares por enclenques pesos para hacer compras. No obstante, sí es pertinente recordarles, especialmente a los obnubilados periodistas y orientadores de opinión de esos medios de prensa que han agitado con mala leche el avispero, en qué condiciones y quiénes son los ecuatorianos que van a Ipiales. 

¿En qué van los ecuatorianos a Ipiales? La mayoría lo hace en sus autos, pero no son autos cualquiera. Son vehículos nuevos que han logrado comprar gracias a la buena capacidad adquisitiva de sus salarios y al cada vez mejor acceso al crédito, condición que únicamente es posible cuando hay estabilidad económica y política.

¿Qué es lo que hace andar a esos autos que llevan a los ecuatorianos a Colombia? Gasolina subsidiada que la terminamos pagando todos los ecuatorianos y que en el vecino país tiene un precio que supera en un 61% al que marcan las estaciones de combustible en el Ecuador.

¿Cómo llegan los ecuatorianos a Colombia? Sí, aunque suene trillado, llegan a través del excelente sistema vial que ahora disfrutamos y que facilita en gran medida el traslado hacia prácticamente cualquier rincón del país. Y sí, aunque suene repetitivo, esa red vial existe porque hay una inversión estatal permanente en infraestructura a lo largo de estos últimos 8 años, un hecho que jamás pasó en los 30 años que antecedieron al gobierno actual.

¿Cuál es el perfil del comprador ecuatoriano que va a Colombia? Evidentemente se trata de un consumidor que llega con plata en el bolsillo, solvente y con gran capacidad de compra, incluso para hacerla en efectivo. Si estamos viviendo el inicio de un escenario apocalíptico, según intentan vendernos esos medios, ¿de dónde es que los ecuatorianos tienen tanto dinero? 

¿Cuáles son los productos que los ecuatorianos traen de Ipiales? Si bien es cierto, el auge de compras ecuatorianas en Ipiales coincidió con el inicio de clases en la Sierra y Oriente y muchas de la adquisiciones que hicieron nuestros compatriotas al otro lado de Rumichaca consistían en útiles escolares, a los mismos medios les ha sido difícil ocultar que muchos ecuatorianos gastan sus dólares en el lado colombiano para comprar artículos suntuarios como electrodomésticos, dispositivos electrónicos, alimentos para mascotas, llantas y licor, por ejemplo. ¿Son esas las preferencias de compra de la clase popular, como han asegurado varios medios? Es evidente que no. 

En este punto es menester señalar que varios analistas trasnochados apuntan a las salvaguardias como el germen de esta situación, pero frente a ese argumento fácil hay que recordar que esa medida claramente contempla exenciones para los productos nacionales y los de primera necesidad. En ese contexto encontraremos entonces una clara explicación, por una parte, del por qué son justamente los artículos suntuarios los preferidos en las compras de los ecuatorianos en Ipiales y, por otro lado, que evidentemente esos ecuatorianos no pertenecen al segmento de clase media-baja o baja de la población y que no precisamente hacen estas compras transfronterizas impulsados por una necesidad básica de supervivencia.

Entonces, ¿qué tan cierta es la hipótesis que esos medios "sorprendidos" se empeñan en posicionar acerca de que el Ecuador está tan mal, que sus habitantes deben salir a Colombia para comprar los productos de primera necesidad que dentro del país están a precios prohibitivos e inalcanzables para la mayoría?

La respuesta a esa pregunta se la dejo a usted querida y querido lector, pero a mí personalmente me gustaría que esos medios, que no pocas veces auto promocionan su "red de cadenas aliadas" en otros países, así como nos muestran alarmados lo que sucede en Ipiales pidan justamente a sus contrapartes informativas en Colombia que nos cuenten si los habitantes de ese país están contentos con que se les haya "licuado" sus sueldos a casi la mitad tras la devaluación del 60% del peso, porque de acuerdo al tratamiento perversamente descontextualizado que hacen varios canales "independientes" de TV, el Ecuador está en situación desastrosa y en Colombia se vive excelentemente bien.

Ojalá nos cuenten el cuento completo algún día.

Por Tomás Ojeda

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