Que pague la gente y no “mi cigarrillo”

Me acuerdo bien en las épocas de pelado cuando a cada año nos tocaba esperar las nuevas reformas, lo que nosotros siempre conocimos como el famoso paquetazo. Por poco y tocaba ponerle una vela a todos los santos para que no afectaran los precios de la gasolina o del gas, que al fin y al cabo repercutía en gran parte de la economía familiar. Desgraciadamente las oraciones resultaban inútiles y mi familia como la de mis vecinos teníamos que  hacernos al dolor.

En esas épocas así como hoy, el Estado se encontraba con problemas financieros, por suerte ahora se ha tratado de que las medidas impositivas no afecten a los productos de primera necesidad como se hacía antes, es decir que no afecte a los que menos tienen.

El gobierno ha decidido aplicar impuestos a los tabacos, a las bebidas alcohólicas y a las bebidas azucaradas. Lo raro de todo esto es que se han producido peores reacciones que cuando nos subían los productos básicos y lo más raro de todo es que los tabacos solo suben la “impactante cantidad de 1 centavo” por unidad, pero tenemos en todos los medios declaraciones de actores políticos que abordan el tema como si se tratara de la subsistencia de las familias, al punto que les han invitado a salir a las calles a manifestarse  por estas medidas “antipopulares”.

Sé que a muchos les molesta que topemos el pasado, pero estoy más que seguro que en las épocas que nos subían los productos de primera necesidad, nos hubiese encantado que solo nos suban un centavo, pero la realidad era otra,  las medidas atentaban contra la vida y el bienestar de gran parte de las familias ecuatorianas.

Lo más lamentable de todo esto es que volvemos a escuchar que el Estado está buscando de forma desesperada algo de plata porque todo fue mal gastado y es por esto que se hacen estas medidas, pero en definitiva, el Estado es el primero en reconocer que existe un déficit. De esta forma seguimos cayendo en banalidades de que era mejor ahorrar antes que topar mi cigarrillo, la Coca-Cola o mi bielita.  Yo como fumador y bebedor que soy (no empedernido), sé que puedo seguir consumiendo mis lujitos, ya que el alza no afecta a mi economía  pero si contribuye a mejorar las condiciones de vida de las grandes mayorías de mi país. Seamos honestos, pongámonos la mano en el pecho,  no vamos a dejar de fumar ni vamos a dejar de chupar por que nos suban unos centavitos y a quien se toma su buena colita,  tampoco es que va a dejar de comprársela, aunque la verdad sería bueno que los niños sobre todo dejen de tomar tanta azúcar innecesaria.

Ahora que se afecta su “libertad” dicen los que protestan, - de lanzar humo con un centavo más- a sus grandes riquezas, se enojan y salen a marchar.  Esos mismos son los que al fin y al cabo se fumarán con todo gusto un cigarrillo más caro mientras las políticas públicas se orienten a brindarles beneficios que antes les fueron negados, y que los problemas económicos que tienen relación con el contexto internacional, que agobian al mundo entero, no se lo sienta tanto en el país ni en aquellos que siempre pagaron el precio de las crisis anteriores.

Julio Bravo