Por Mateo Izquierdo
Asambleas, plantones y, no faltaba más, reclamos
jurídicos a nivel nacional e internacional es lo que propone la Unión Nacional
de Educadores (UNE) ante el traspaso de la administración del Fondo de Cesantía
del Magisterio del Ecuador (FCME) al Banco del Instituto de Seguridad Social
(BIESS). Tanto dirigentes de la UNE como del desaparecido MPD, en conjunto con sus
aliados de “lucha” del Frente Popular, han manifestado su horror ante el
supuesto atropello que, con alevosía y dedicatoria, se ha perpetrado en contra
de los maestros del Ecuador. Al parecer se trata de una acción que únicamente
tomó por sorpresa a esa dirigencia, pues otros siete fondos complementarios
previsionales cerrados (de los 68 que existen en el país), ya pasaron a la
administración del BIESS.
Salvo aislados actos violentos de unos pocos dirigentes,
se efectuó esa transición ordenada y acorde a todo un proceso legal. Se ha removido
de sus cargos a funcionarios de áreas administrativas y financieras pues sus
servicios ya no son requeridos, pero el BIESS ha asegurado estabilidad laboral
y continuidad en la institucional resto de empleados.
El cambio de administración se enmarca en las
reformas a la Seguridad Social que en el artículo 220 establece que “Los Fondos
Complementarios Previsionales Cerrados que en su origen o bajo cualquier
modalidad hayan recibido aportes estatales, pasarán a ser administrados por el
Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social a través de su Banco”, y se sujeta a
lo dispuesto en la Transitoria Cuadragésima del Código Orgánico Monetario y
Financiero, que ordena a la Superintendencia de Bancos realizar auditorías
externas a los Fondos Complementarios Previsionales Cerrados para determinar si
esos fondos recibieron o no aportes estatales.
Es así que la auditoría hecha al FCME por parte de las
empresas BEST POINT Cía. Ltda. y KPMG del Ecuador, no solo descubrió que en
efecto hubo aportes estatales sino que además existió malversación de fondos
que se destinaron a gastos de publicidad, viáticos, creación de empresas que servían
de proveedores únicos para el fondo, e inversiones en proyectos inmobiliarios cuyos
accionistas pertenecían al gremio de la UNE y eran también altos dirigentes del
extinto Movimiento Popular Democrático (MPD).
En medio de este escenario, surgen varias
interrogantes. ¿Por qué la virulenta reacción de dirigentes, plenamente
identificados desde hace décadas, ante esta medida adoptada por el Gobierno?
¿Cómo es que los más de 200 mil profesores que integran el Magisterio Nacional,
no se han movilizado en defensa de lo que los dirigentes de la UNE han
calificado como “incautación”? ¿Por qué se habla de incautación si está
demostrado que en el FCME existen recursos estatales y, además, no existe un
cambio de propietario de las cuentas que siguen siendo de cada uno de los
maestros?
El hallar respuestas a estas preguntas es,
indudablemente, complejo pero sí es posible hacer una descripción del contexto
que bien podría explicar esas reacciones.
En agosto de 1944, durante la segunda presidencia de
José María Velasco Ibarra, se fundó la Unión Nacional de Educadores (UNE) como
una organización gremial de afiliación libre y no obligatoria. Durante las
décadas de los 50 y parte de los 60, la entidad juega un papel eminentemente
sindical. Sin embargo, a partir de la segunda mitad de los 60 comienza a
acercarse al Partido Comunista Marxista Leninista Ecuatoriano (PCMLE); es más,
hasta la actualidad, la UNE es uno de los organismos a través de los cuáles el
PCMLE (que es una entidad semi-clandestina) hace trabajo político.
Ya en los años 70, la UNE comienza a adquirir
protagonismo político al hacer dura oposición a las dictaduras militares y en
esa actividad confluye con el Movimiento Popular Democrático (MPD), grupo
insurgente también afín al PCMLE que posteriormente se convertiría en la cara
visible y pública de esa organización, que desarrolla sus acciones
especialmente en la Universidad Central del Ecuador y en la Universidad de
Guayaquil, en las que impulsa conflictos internos violentos que enfrentan a
“Chinos” (del ala comunista de Pekín) contra “Cabezones” (afines a la línea
comunista de Moscú), en el caso de Quito, y de manera similar en Guayaquil en
donde chocan "Atalas" y "Cabezones". El final de esos
enfrentamientos, que se dieron a bala y dejaron varios muertos, termina
imponiéndose el MPD que se hace del control de estos centros de educación
superior.
Mientras tanto, el presidente nacional de la UNE de
entonces, Manuel Antón, fue encarcelado por la dictadura durante dos años,
tiempo en el que se negó tajantemente a involucrar al gremio con ningún partido
político y menos con el MPD, por considerarlos sectaristas. Sin embargo, cuando
salió en libertad, cambió totalmente de opinión y la “entrega de la UNE",
como la califica el ex presidente de la UNE (Guayas),Julio Ayala, se produjo en
el décimo cuarto congreso del gremio de maestros que se realizó en Esmeraldas a
inicios de 1978. En otras palabras, hasta ese momento el Magisterio Nacional nunca
había sido patrimonio de un partido.
Lo que vino después es historia conocida: la dirigencia
de la UNE-MPD descubrió que mediante el paro lograban tres efectos: afianzar su
liderazgo ante las bases, obtener prebendas o cargos públicos de los gobiernos
de turno y proyectar la carrera política de algunos cuadros para las elecciones.
Solo entre 1983 y el año 2003 se produjeron 23 paros
del sistema educativo y ya se hacía evidente el “salto” que daban los
dirigentes de la UNE a las papeletas del MPD en las elecciones. Juan José
Castelló, Carlos Medina, Aracely Moreno, Stalin Vargas,Luis Villacís, Ciro
Guzmán, María Eugenia Lima, Gustavo Terán y Jorge Escala son solo algunos
ejemplos de dirigentes de la UNE que posteriormente fueron diputados del MPD.
Es en esa dinámica de chantaje mediante la presión en
las calles, que en 1991 la mancuerna UNE-MPD logra escindir del Instituto
Ecuatoriano de Seguridad Social (única entidad encargada de la seguridad social
en el Ecuador) alrededor de 100 mil cuentas de cesantía de los miembros del
Magisterio Nacional para crear un fondo distinto, cuyos recursos estuvieron
inicialmente bajo la administración de Filanbanco y que tras la quiebra de ese
banco pasaron a ser administrados por los propios profesores, con Juan José
Castelló a la cabeza.
Es decir, el discurso de izquierda comunista que
blandieron tanto el MPD como la UNE, y que los puso entre los grupos que
durante la década de los 80 y 90 se opusieron tajantemente a la privatización
del IESS, se quedó solamente en discurso pues aquel año, ese mismo MPD y esa
misma UNEfueron capaces de crear un fondo previsional particular paralelo (el
FCME) con 15 millones de dólares que salieron del IESS, hacia una entidad
financiera privada (Filanbanco) para que los administrara.
En este punto, creo que está demás ahondar en algo
que es obvio: lo que hizo y hace la UNE pasaba primero por la venia de lo que
convenía políticamente al MPD (ahora Unidad Popular) con el objetivo de
consolidar un espacio de poder propio, privado(en su momento la UNE tuvo
también una cadena de comisariatos exclusivamente para sus afiliados), y así
extorsionar a los gobiernos de turno.
Es en medio de ese escenario politiquero-gremial que emerge
como gran mecenas y único damnificado el Magisterio Nacional. De él se han
aprovechado la UNE y, por defecto, el MPD. Es quizá el desgaste de ese esquema clientelar
el que ha hecho que los más de 200 mil maestros del país no se movilicen por
una acción que reincorpora a la administración del IESS sus fondos de cesantía,
y que, en cambio, sí patalee una cuestionada y perenne dirigencia.
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3 comentarios
Write comentariostodos son iguales
ReplyMuy precisa la información, ahora entiendo la actitud de ciertos dirigentes y sus "galladas" de rasgarse las vestiduras.... Se les acabó "la gallina de los huevos de oro".
Replyel ahorro es una virtud que carece de ideología política, porque es una política personal de cada quien, y una decisión a veces corporativa o masiva que no comporta necesariamente tendencias o simpatías de esa naturaleza. Lleva un fin implícito y válido, preveer las circunstancias familiares e individuales del asociado o ahorrista. Si alguien cosecha de eso, no puede ser sino otro afiliado, cualquier acomedido en profundizar sobre el destino de los fondos y que no es asociado, sin duda que está actuando con interés político y partidario
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