En Ecuador y
América Latina la lucha de varias generaciones de mujeres por alcanzar
verdaderos espacios de representación y de decisión ha sido incansable.
Brasil, Chile y
Argentina demostraron se adelantaron al elegir mujeres como sus Presidentas. En
Ecuador los cambios también han estado presentes, generaciones atrás hubiera
sido impensable un Ministro de Defensa no sólo civil sino también mujer y casi
la mitad del gabinete ministerial de sexo femenino. Esto, lejos de ser una
dádiva del poder de turno, es el reconocimiento a años de lucha de miles de
mujeres y la conciencia absoluta de que la sociedad ha cambiado.
La Constitución en
el 2008 marcó en la institucionalidad del país un antes y un después en lo que
se refiere al reconocimiento de derechos.. Horas de discusión en las distintas
comisiones fueron necesarias para que en la Carta Magna del Ecuador quede
plasmado aquello por lo que miles de mujeres de distintas generaciones habían
luchado: ocupar espacios de decisión que permitan la reivindicación de nuestros
derechos y tener una participación política real en el desarrollo del país.
Hoy en Ecuador
el 32% de la Asamblea está compuesta por mujeres, el 40% de la función judicial
es femenino y en el ejecutivo más de un 42% ocupan cargos de dirección. La
Presidencia y dos Vicepresidencias de la Asamblea están a cargo de mujeres, de
Imbabura, Azuay y Guayas; demostrando que la participación real en el ejercicio
de poder no solo dejó de ser propiedad exclusiva de los hombres, sino que ahora
participan de todas las provincias del país.
Estos cambios
evidencian lo que trascendió en el último censo. El Instituto Nacional de
Estadísticas y Censos (INEC) indica que desde el 2001 al 2010 hubo un 80% de
incremento de mujeres entre la población económicamente activa y el censo
económico tiene registrado un 48% de mujeres como dueñas o gerentes de
establecimientos. Los cambios en esta última década no quedan ahí, mientras que
en el 2001 había apenas 64 mujeres con título universitario en el área de la
física, en el 2010 esta cifra se incrementó a 1.125, llegando a ser el 53.5% de
mujeres las profesionales en esta área.
Estas cifras
reflejan el empoderamiento económico de la mujer en la última década. Cada vez
y con más fuerza en un mayor número de hogares son las mujeres las jefas de
familia y quienes sostienen económicamente a los hijos. Esta independencia
económica, es una muestra de que los años de lucha van calando en la conciencia
de los ecuatorianos. Poco a poco, las
madres educan a sus hijas e hijos con el pleno entendimiento de que son iguales
en derechos y en obligaciones. El tema de la igualdad ya no es algo que se
escucha en la universidad como propuestas extrañas que vienen de voces aisladas
de organizaciones minoritarias, es un tema con el que crecemos y sobre el que empezamos
a hacer conciencia desde pequeños.
Hay resultados
tangibles de esta lucha social como la paridad electoral, el tipificar el
feminicidio, la igualdad de derechos de las mujeres en la educación y en el
ámbito laboral y el aseguramiento de las amas de casa.
Y si bien hemos
ganado algunas de las batallas todavía
falta por hacer , la nueva institucionalidad fundada a partir de la
Constitución del 2008 genera un importante marco para seguir avanzando. Debemos
ir aún más lejos, por ejemplo que la paridad no sea cumplida solo porque lo
dicta la norma, sino por convicción de las dirigencias políticas al elegir los
nombres de las listas, una abundancia de liderazgos fuertes femeninos y la exigencia
desde la ciudadanía para tener un mayor número de mujeres que la represente.
Muchas veces se dice que los cambios sociales obedecen a cambios de estructuras y que esto los hace irreversibles; la lucha ahora es porque esto sea así y se profundice en ellos.
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