Esta semana Compromiso Ecuador presentó nuevos “adherentes” a la
plataforma de convergencia político – electoral del banquero Guillermo Lasso. En
esta ocasión el colectivo incorporó a Fanny Campos, exdirectora ejecutiva de
Pachakutik, y Enrique Herrería, ex asambleísta por el Partido Social Cristiano,
entre otros 18 líderes locales. La publicidad sobre el evento destacó que la
organización ahora cuenta con militantes y exmilitantes de Pachakutik, Avanza,
SUMA, Partido Social Cristiano, Sociedad Patriótica y Alianza PAIS. Los nuevos
adherentes ya suman 134 actores políticos que promulgan el diálogo para el
desarrollo de un plan de gobierno que no sea “partidista” y que cubra las
expectativas de todos sus integrantes, sean estos de izquierda o de derecha.
Todo esto, claro está, en base al objetivo implícito de impulsar la candidatura
de Guillermo Lasso a la Presidencia de la República. Este elemento no es tema
de discusión pues la decisión, desde la instancia oficial CREO, ya está tomada.
Recordemos que Campos fue expulsada bochornosamente de Pachakutik,
entre otras cosas, por haber promovido una reunión de convergencia con actores
de todas las tiendas políticas y colores en febrero de este año. La reunión fue
interrumpida escandalosamente por militantes de ECUARUNARI y los variopintos invitados
tuvieron que escabullirse hacia la salida para evitar recibir un palazo o algo
peor. En su momento varios dirigentes indígenas reclamaron a Campos por su intento
de aliarse con actores políticos que habían traicionado al movimiento,
aprovechando su cargo como directora ejecutiva de Pachakutik y, desde esa
posición, orquestar acuerdos que no habían sido consensuados con las bases de
la organización. Campos ya había tenido cercanía con Lasso, pues ella acompañó
al banquero en mayo del 2015 a una gira publicitaria a Washington en la que
ambos visitaron la sede de la OEA y presentaron medidas cautelares ante la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) a fin de detener el proceso de
enmiendas constitucionales.
Enrique Herrería es otro cuadro de cuestionada probidad ideológica. Fue
intendente del Guayas en el gobierno de Rodrigo Borja, vocal del Tribunal Constitucional
por Izquierda Democrática, coordinador de ese partido en Guayas hasta el 2002 y
abandonó la tienda naranja en 2007 arguyendo que la agrupación socialdemócrata se
estaba acercando al proyecto de Alianza PAIS. En varias entrevistas Herrería ha
reiterado ser un militante de izquierda pero en 2009 recaló en el Partido
Social Cristiano/Madera de Guerrero (que evidentemente es de tendencia de
derecha conservadora) y en el año 2011, por diferencias de criterio con ese
bloque legislativo en relación a la Consulta Popular realizada ese año, decidió
también abandonarlo. En el desamparo político, Herrería conformó el
Observatorio de Derechos Humanos y Justicia, una ONG de veeduría, control
social y activismo proselitista de oposición al gobierno de la Revolución Ciudadana.
Más allá de la efímera atención mediática relacionada a su activismo y
oposición visceral, Herrería no ha tenido logros significantes en los últimos
años.
La perla del evento fue justamente el discurso de Herrería quien
comparó a Lasso con los expresidentes Clemente Yerovi y Galo Plaza. El primero,
presidente interino luego de un golpe de Estado brutal, pertenecía a la
oligarquía terrateniente y financiera guayaquileña. El segundo, otro
terrateniente pero de la Sierra cuya familia era dueña de casi toda la
provincia de Imbabura (incluyendo al campesinado), promovió el inicio de la
injerencia norteamericana en la política interna ecuatoriana. Yerovi, nacido en
España, y Galo Plaza, nacido en Estado Unidos, no son precisamente los representantes
de un legado político nacionalista. Sin embargo, la melancolía de Herrería por
aquellas épocas ya superadas fue el detonante de la asociación con Guillermo
Lasso, pretendiendo darle aires de un redentor convencido de que su vocación es
el servicio público y la lucha contra la injusticia.
Así como en la Hacienda Zuleta las jerarquías estaban bien definidas,
CREO cumple la función de huasipungo político y Compromiso Ecuador el de la
recicladora de huasicamas de segundo y tercer orden. Cual peones, los nuevos
adherentes lassistas desfilan ante las cámaras para mostrar su pertenencia y
pleitesía al patrón con la esperanza de pasar al estrato superior (el partido)
y ser incluidos en su lista de candidatos. Son precisamente actores políticos
que han visto la adhesión a la coalición
de Lasso como su única opción para su supervivencia política en estos tiempos
de las sillas musicales y los camisetazos bailables. Mientras más adeptos suma
el banquero a su orgía democrática, más dudas surgen sobre cómo será la
repartición del pastel cuando Lasso se siente en su trono imaginario de Carondelet.
Habrá varios integrantes de Compromiso Ecuador esperando su pedacito a cambio
de haber participado en la parafernalia propagandística de esos eventos y, de
paso, ir mandando al tacho su adscripción ideológica. De principios, ni se
diga. Todo sea en pos de la democracia y los derechos tan venidos a menos en
estas épocas. Sin embargo, todos sospechan que no habrá sábana para tanto
“llamingo”.
Sería interesante conocer cuál es la incidencia de adhesión por
interés versus la adhesión por lealtad genuina al banquero. ¿En esos momentos,
cuántos de los 134 adherentes de Compromiso Ecuador se quedarían con Lasso por
convicción? Sospecho que el número no resultaría muy alto pues el carisma y
liderazgo del banquero no son precisamente sus fortalezas o su atractivo.
Sospecho que aun al interior del círculo cercano del candidato habrán aquellos
que se mantienen a su lado por la promesa de un porvenir jugoso y repleto de premios,
solo si llegara al poder, claro está.
No obstante las promesas y dádivas que pueda ofrecer el banquero a
quien se suba a su camioneta, existen también otras motivaciones que van dando
forma (o haciendo más amorfa) a la colcha de retazos que es Compromiso Ecuador:
algunos adherentes se unen a Lasso porque ninguno de los otros dos intentos de
convergencia (La Unidad y Acuerdo Nacional por el Cambio) es lo suficientemente
apetitosa y no ofrecen los beneficios políticos que ellos esperan, o bien
porque muchos son tan despreciados que no habrían tenido cabida en ningún otro
lugar. Sea cual fuere el caso, los adherentes que hoy conforman Compromiso
Ecuador no suman ni restan en el gran juego político sino sirven solamente para
la crear la pantomima de apoyo y solventar los vacíos de credibilidad que
Guillermo Lasso claramente tiene.
Hay casos que implican un riesgo y una amenaza enorme para el
banquero como son las incorporaciones de Fernando Villavicencio o Fausto Cobo pues
se trata de actores políticos de muy dudosa trayectoria y de reconocida
resistencia en el electorado que podrían afectar seriamente sus posibilidades presidenciales.
Sin embargo, el que es banquero muere banquero y si algo debe saber Lasso es
cómo minimizar los riesgos de su inversión. Por eso creó ese gran filtro llamado
Compromiso Ecuador que impide el ingreso de cualquier “hijo de vecina” a las
altas esferas de CREO, sin primero haber pasado las pruebas respectivas de
membresía. En el caso de Herrería queda la impresión de que su cercanía a Lasso
es un mensaje velado a Nebot. El uso de Campos, en cambio, es diferente y la exhibe
como un trofeo con el que quiere demostrar (de forma ficticia, obviamente) que
una facción del movimiento indígena está con él. Lo triste para Fanny es que
está pisando sobre una finísima cuerda tendida por el banquero, de la que muy
seguramente caerá al vacío de la intrascendencia, sin la posibilidad de
retornar jamás a las filas de Pachakutik ni siquiera bajo la despreciable
figura del perro con “el rabo entre las piernas”.
En un juego de luces y efervescencia fingida, el show sirve para que
Lasso lance un par de epítetos y promesas ambiguas de acuerdo al cronograma
discursivo que sus asesores bien pagados le han dicho que diga. El espectáculo
dura un ciclo noticioso y se desvanece en la irrelevancia sin haber afectado en
lo más mínimo los índices de aprobación, credibilidad o intención de voto que
el banquero mantiene desde hace dos años. No es pues casualidad que el mismo
día del evento de Compromiso Ecuador, la noticia más relevante haya sido que
Cesar Montúfar, un ex adherente y miembro fundador de Compromiso, haya
abandonado al banquero y se sumara a “La Unidad” del alcalde Jaime Nebot. Esta
sola adhesión causó más ruido mediático que los veinte desconocidos que Lasso hizo
desfilar en el salón de un hotel.
Las fichas caerán en su lugar y las lealtades efímeras se irán evidenciando
lentamente. Sin embargo no hay nada más evidente que la dispersión espantosa
que sufre nuestro sistema político. La ambivalencia ideológica ha sido un mal
permanente de los partidos tradicionales pero el descaro impúdico con el que
nuestra clase política brinca de lealtades a deslealtades es el reflejo de una
crisis de representación profunda que difícilmente se solventará mediante
espectáculos de hotel. Menos aún en el tiempo que queda entre hoy y la
contienda electoral del 2017. ¿Qué tipo de programa de gobierno o agenda
política puede surgir de espacios tan intrascendentes y maquiavélicamente
urdidos como Compromiso Ecuador? Me temo que ninguna.
Por Mateo Izquierdo
@mateoizquierd0
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