Carta para Chile


Hoy, en algún lugar del mundo.
Chile querido:
     Quizás no me conoces, soy uno de los hijos menores del exilio, uno más entre los miles que vivimos afuera de tus fronteras y cordilleras. La mayoría de nuestras familias tuvieron que abandonar su patria para poder sobrevivir a la sanguinaria dictadura militar perpetrada por Augusto Pinochet. Debieron escapar para no correr la misma suerte que los miles de hermanos y hermanas chilenas que fueron asesinados.
     Hemos estado aquí y allá, en esa doble condición de aborígenes y extranjeros de nuestra propia tierra. El destierro nos ha separado de nuestros seres queridos, pero al mismo tiempo, nos hemos mantenido unidos por los mismos sueños y raíces.
     Te hemos visitado de manera permanente y habitamos por temporadas en las entrañas de tu geografía. Somos esa tribu que llega de pronto desde distintas latitudes para descubrir una y otra vez ese “largo pétalo/ de mar y vino y nieve” para hablar en clave nerudiana.
     Desde otras costas, desde otros puertos, desde otras montañas y altiplanos, siempre estamos pendientes de ti. Te hemos mirado a través de periódicos, libros, televisores y espejos. Tu voz nos ha llegado a través de las conversaciones telefónicas con nuestros seres queridos, de la radio, del canto de los artistas y el grito de tus poetas. A través de los ojos de tu pueblo hemos descubierto ese país profundo y humano, ese Chile que no se deja machucar por nada, que la batalla día a día, que se rompe el lomo para salir adelante.
     Hace algunos días, muchos de nosotros fuimos a ejercer el derecho al voto desde distintas partes del mundo. Se concretó por primera vez, la demanda de miles de chilenos que vivimos en el exterior y que queremos participar democráticamente de los destinos del país. El próximo domingo 17 de diciembre se llevará a cabo la segunda vuelta electoral en la que se decidirá quién será el futuro presidente. ¡Ojalá salgamos desde todos los rincones para que se exprese  la voluntad del pueblo!
     Espero también que nuestra memoria nos acompañe. Si, nuestra memoria. No dejemos esta vez que los grandes poderes económicos, financieros y mediáticos se lleven la banda presidencial ni los colores patrios. Despertemos la expresión de ese Chile profundo, intercultural y plurinacional, ese país de trabajadores, estudiantes, jóvenes, mujeres, artistas, profesores, adultos mayores, ese país de hermanos y hermanas que buscan cambios y un nuevo futuro.
     Digamos NUNCA MÁS a Sebastián Piñera y a sus amigos que han metido la mano en los bolsillos de las grandes mayorías. Digamos NUNCA MÁS a quienes fueron indolentes con las necesidades del pueblo, que gobernaron el país como si fuera una más de sus empresas, que privatizaron la educación, la salud, la seguridad social, los derechos más elementales. No olvidemos que Piñera y compañía, representan los intereses de los grandes capitales, las multinacionales y la banca privada. ¡Para ellos solo somos números, rentas y estadísticas!
     Hoy más que nunca, Chile necesita la unión de todas las fuerzas progresistas, y sobre todo de la sociedad que aclama una transformación hacia un nuevo modelo de desarrollo. No solo para ganar la Presidencia sino para hacer realidad los cambios que el país necesita. ¡Y sí podemos lograrlo!
     Es urgente superar el modelo neoliberal que se basa en la concentración de la riqueza de unos pocos en detrimento de las grandes mayorías. Requerimos una nueva economía al servicio de los derechos de la sociedad, un nuevo pacto social, una nueva constitución adaptada a los tiempos actuales y que borre de una vez por todas las letras de pólvora de la dictadura. Necesitamos avanzar en la garantía de derechos, en la gratuidad de los servicios públicos para garantizar derechos fundamentales como la educación, la salud, la seguridad social. ¡Todo esto depende de nosotros!

Con profundo cariño,
Nicolás Reyes Morales.
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