Una visita al Líbano en medio de la guerra


En Oriente Próximo el tablero de ajedrez causa expectativa por el conflicto armado. Los últimos acontecimientos estuvieron marcados por un enfrentamiento entre las fuerzas del Ejército Árabe Sirio y el Movimiento de Resistencia Islámica libanés (Hezbolá) frente al Estado Islámico y la rama terrorista en Siria, con Al Nusra, en la frontera entre Siria y el Líbano. Una guerra sangrienta que deja a su paso miles de desplazados forzados. Es ahí donde Lenín Moreno realiza una visita oficial, como Enviado Especial de Naciones Unidas, cumpliendo una agenda con representantes de alto nivel de Líbano y de organizaciones defensoras de los derechos humanos.

En estos días se cumplió el décimo aniversario de la guerra de los 33 días que dejó un gran número de bajas civiles e importantes daños en 2006. Desde entonces Israel ha continuado sistemáticamente los ataques desestabilizando la zona y profundizando la crisis humanitaria.


Líbano juega un papel importante en la acogida de miles de desplazados por la guerra armada en Siria, donde la caída de su Presidente Bashar al-Ásad es crucial en el juego geopolítico por el control de la zona. La participación de Irán es fundamental en el apoyo a Siria en cuanto al flujo de armamento militar, asesores y respaldo político internacional, marcado por el constante riesgo de una escalada militar frente a Israel, Arabia Saudita y Estados Unidos que podrían llegar a propiciar un cierre del estrecho de Ormuz con sus flotas para cortar el principal cuello de botella del comercio mundial de petróleo. Un escenario poco alentador que amenaza desde hace unos años con una posible tercera guerra mundial.


La creciente desestabilización de la zona deja al Líbano en medio de un conflicto armado con 1.33 millones de refugiados sirios que se pierden en el entretejido de estrategias, alianzas y bloques que colocan a Rusia, Turquía e Irán en un frente contra Arabia Saudita, Estados Unidos e Israel en una disputa por el control de Siria.


Para un país como El Líbano con una población de 4.3 millones de personas, el alto número de refugiados denota una grave emergencia humanitaria donde la solución es únicamente la paz. Pero mientras esta llega, y abre paso un nuevo orden mundial, el derroche económico y el impacto político causa estragos en la calidad de vida de las personas, algunas de ellas con discapacidad. La voluntad de  Irán por proporcionar armas y equipamiento militar a Hezbolah es una evidencia de la priorización de estos actores: la lucha contra el terrorismo y no la crisis humanitaria. Aunque de cierta forma son las bases de apoyo económico de Hezbolah y no del gobierno libanés las que prestan ayuda a los refugiados, pues se debe considerar también que Siria acogió y acoge a refugiados palestinos en el campo de Nabluz


La posible participación de las grandes potencias mundiales y regionales pone en evidencia no solo el control político sino religioso en un conflicto por el enfrentamiento de Irán y Arabia Saudita, exponentes del islam chií y suní respectivamente. En esa medida el mensaje de Lenín Moreno, como Enviado Especial de Naciones Unidas, sobre la protección de derechos humanos en su visita, pretende establecer un apoyo real de la comunidad internacional independientemente de la nacionalidad, religión y estatus legal.


El Líbano en estos últimos años promovió la Ley 220/2000 sobre los derechos de las personas con discapacidad e impulsó la creación de un Consejo Nacional, sin embargo su cumplimiento pleno no ha sido posible en medio de una cotidianidad que asalta la realidad fuera de cualquier planificación. El Ecuador, bajo la acción del Enviado Especial en ONU, Lenín Moreno, ha llevado estos días su misión a esta zona de guerra para establecer sinergias entre el sistema de Naciones Unidas y el gobierno árabe de Líbano en defensa de los derechos de los segmentos poblacionales más vulnerables.


La intervención de ACNUR ha sido clave en este proceso y más en sus acciones dirigidas a personas con discapacidad y su trabajo con el gobierno del Líbano a través de los Centros de Desarrollo social y la promoción de más de 550 voluntarios. Un proyecto que hoy cuenta con la experiencia y el apoyo de un representante ecuatoriano.


El desplazamiento forzoso es hoy una preocupación no solo para Oriente Próximo. Al otro lado del mundo, un país pequeño, Ecuador, es reconocido mundialmente en la acogida de más de 60 mil colombianos. El país se convierte así en un referente de la ayuda humanitaria que hoy llega de la mano de un exvicepresidente al Asia. Una zona de conflicto en la que la sensibilidad y el trato humanitario deben hallar más cabida porque los desplazados forzados nunca volverán del horror de la guerra.

Redacción Atento Ecuador
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