La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) es de gran importancia geopolítica para sus 33 países miembros, ya que representa una oportunidad cierta de unidad e integración política, económica, social y cultural a nivel regional. De su accionar podría depender el avance en materias como bienestar social, calidad de vida y crecimiento económico para este bloque hemisférico. Aún incipiente, esta unidad de pueblos puede mirarse como un hito histórico en la nueva era de la construcción de aquello que desde hace décadas se conoce como “La Patria Grande”.
Al establecer una cooperación mutua entre sus miembros, la Celac busca consolidar en el tiempo estrategias que permitan la autonomía regional respecto de las grandes potencias del mundo y romper la lógica de subordinación a los intereses geopolíticos de otros países y a las grandes empresas trasnacionales. En ese sentido, la Celac constituye una nueva alternativa hacia el desarrollo de América Latina y el Caribe que emerge en franco desafío al ‘establishment’ harto conocido de las políticas y modelos de integracionistas tradicionales representados en la Organización de Estados Americanos (OEA).
La Celac tiene grandes desafíos en el futuro: pasar del discurso a la práctica, todo lo contrario a lo que acostumbra a hacerse en la OEA donde sus representantes plantean “buenos deseos" de que se solucionen los problemas. Si bien la Celac es considerada por algunos países como instrumento para remover la influencia de EEUU en la solución de los problemas de Latinoamerica y el Caribe, la negociación entre países miembros debe primar por encima de la ideología de cada Gobierno.
Fue justamente el pragmatismo de la acción concreta sobre temas concretos lo que prevaleció en la IV Cumbre de la Celac que se realizó el pasado 27 de enero en la sede de Unasur, en Quito, cita a la que asistieron varios mandatarios del bloque regional. Allí se logró acordar estrategias específicas para, por ejemplo, abordar la problemática de la expansión del virus del Zika en la región, reafirmar el apoyo al Gobierno de Colombia en el proceso de paz que mantiene con las FARC, certificar el envío de una comisión a Haití para observar la segunda vuelta de las elecciones, apoyar el desbloqueo económico de EEUU a Cuba, reiterar el compromiso de fortalecer la integración del bloque regional y coincidir en que el mayor desafío de la organización y de la región es vencer la crisis económica y que para ello es vital continuar con la aplicación de políticas encaminadas a erradicar la pobreza extrema y, sobre todo, la desigualdad.
El encuentro sirvió además para analizar el complejo escenario que enfrenta América Latina ante una crisis económica global de la que no escapa. La caída de los precios del petróleo y las materias primas obliga a las naciones a buscar mecanismos que les permitan resistir a la crisis. Los mandatarios en el encuentro, coincidieron que la región se contraerá por la recesión en Argentina, Brasil y Venezuela. Sin embargo, la claridad de conceptos bien puede reflejarse en la frase: “el gran reto es pasar este temporal sin retroceder en materia social”, tal como lo afirmó el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos. En el país vecino, por ejemplo, existe una gran preocupación debido a la devaluación del peso en relación con el dólar; la moneda colombiana vale ahora un 40% menos de lo que se cotizaba en 2014. El sector empresarial de esa nación está desesperado al ver, impotente, la depreciación de sus activos en moneda local.
Frente a estos escenarios, la Celac está en la búsqueda de fórmulas que permitan a la región protegerse de los efectos de la crisis mundial y los mandatarios reconocieron la necesidad de generar acciones coordinadas para contrarrestar el fenómeno. Por allí se encaminan las propuestas de la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, quien exhortó "asentar caminos sólidos para diversificar las economías de Latinoamérica y considerar mayor inversión del comercio regional”, y del presidente venezolano Nicolás Maduro quien planteó estructurar "un plan táctico anticrisis económica frente a la situación económica sumamente compleja" que atraviesa la región.
Es así que la Celac se consolida cada vez más como un organismo de construcción de políticas para la solución de problemas comunes en la región, en donde únicamente sus miembros aportan con sus ideas y se deja de lado cualquier influencia externa que afecte a la razón de ser del organismo. Una vez más el encuentro de la Celac lo va posicionando como un fuerte bloque regional de diálogo y negociación, pese a su corta edad. En el futuro la Celac, según expertos, será la entidad que sustituya a los antiguos y deteriorados bloques regionales, y servirá como un fuerte y único interlocutor latinoamericano a la hora de tratar temas de índole continental con los enormes vecinos del norte como Estados Unidos y Canadá.
Por Patricio Chango
Sign up here with your email
ConversionConversion EmoticonEmoticon