Las declaraciones del
Canciller Guillaume Long en rueda de prensa sobre el apoyo económico a las
funciones del Enviado Especial del Secretario General de Naciones Unidas sobre
Discapacidad y accesibilidad, Lenín Moreno, despertó una vez más el miedo
desmedido de los actores políticos que llevan meses intentando cooptar el
panorama nacional para las elecciones presidenciales de 2017.
Sin duda la coyuntura
nacional estos días ha develado la dispersión del campo político. El anuncio
del Partido Social Cristiano y Madera de Guerrero (PSC-MG) sobre la candidatura
de Cynthia Viteri puso en entredicho la débil alianza del frente de “La Unidad”.
Otros hitos fueron la decisión del asambleísta Franco Romero Loayza de
abandonar el PSC y el acercamiento de Paúl Carrasco al candidato Guillermo
Lasso de CREO. Camisetazos que tensionaron la disputa de las derechas.
Las improvisadas coaliciones
empiezan a tambalear en un proceso donde la prioridad es cuidar los espacios de
poder. Intentan establecer una estrategia para ganar la Asamblea Nacional pero
continúan disputándose el poder Ejecutivo, una pugna perdida. En esta coyuntura
pretenden no ahogarse llevando la atención a un actor político con peso
electoral como es Lenín Moreno.
En el tablero de ajedrez
como en el campo político, la táctica más sencilla es aquella que se juega
contra un rey solitario. Pero para preocupación de algunos, las declaraciones
de prensa que pensaron iban a mermar la imagen de un candidato, resultaron en
la protección del movimiento PAIS de quienes parece ya es el candidato.
Mientras los peones se
mueven en el tablero intentando cooptar el centro y atacar al rey adversario,
dejan a su paso escaques que acentúan la dubitación del electorado por sus
candidaturas.
Intentar minar el campo de
juego con la ayuda de pasquines envenenados de un discurso sin contenido, criticando
la manutención de un funcionario que representa al Ecuador en una misión por
mejorar la vida de mil millones de personas con discapacidad en el mundo, es la
muestra clara de una oposición que se siente en desventaja.
En la distancia, Moreno ha
demostrado ser un buen jugador táctico, que en su ausencia ha complejizado la
posición de actores que sienten una amenaza real del candidato.
Mientras las jugadas se
centran simplemente en la deslegitimación absurda de la figura política de
Lenín Moreno, la derecha ecuatoriana sigue cometiendo errores al concentrar su
estrategia en ataques vanos.
¿Por qué el Estado debe
justificar el pago de un salario a un funcionario que le rinde cuentas al país?
¿Por qué cuestionamos la labor del Enviado Especial cuando las zonas del
terremoto se han beneficiado de USD 3 millones por su gestión? ¿Dónde queda
nuestra humanidad por reconocer el trabajo por personas con discapacidad? ¿Cómo
politizar un salario que llega apenas al 50 % del de un funcionario de Naciones
Unidas?
Juzgamos el aporte del
gobierno a la ONU cuando hemos recibido de esta organización un gran soporte en
cuanto a movilidad humana, desarrollo y seguridad en la frontera norte. Allá
donde el trabajo de refugiados, el programa de alimentos, la protección infantil,
entre otros; son el soporte diario.
El
Ecuador siempre ha mantenido una estrecha relación de cooperación internacional
con la ONU, promoviendo el beneficio mutuo. El país ha cumplido un rol importante como mediador con sus delegados en los
conflictos: de Líbano (1958), Congo Belga (1960), Grecia y Chipre (1964), Conflicto
afgano-soviético (1981 y
1988).
El Ecuador ha tomado un
vuelco significativo y su presencia con cargos importantes en organismos
internacionales es la muestra de un país que cuenta con mayor peso en el
tratamiento de temas importantes a nivel mundial. Nuestra participación a
través del Enviado Especial no difiere de la del exalcalde de Nueva York,
Michael Bloomberg especializado en el tema de cambio climático o, el exprimer
ministro inglés Gordon Brown en educación; a quienes también los financiaban sus
Estado como funcionarios de la ONU.
Después de haber sido
vicepresidente del Ecuador entre
2007 y 2013 y haber liderado una serie de misiones como: Manuela Espejo y
Joaquín Gallegos Lara y desarrollado programas y políticas públicas de garantía
de derechos para las personas con discapacidad, ¿estamos en condiciones de
cuestionar su autoridad en el cargo que ostenta y que sí, paga el Ecuador?
Intentar crear una
debilidad cuando no lo es, es estar ciegos ante los temas que realmente movilizan
al electorado y evidenciar la falta de propuestas en una visión de país.
Me pregunto ¿Si pagar a un
Enviado Especial para motivar la inclusión en el mundo es motivo de vergüenza,
entonces qué fue el escándalo de diputados ecuatorianos en Perú acusados de
orgía en la presidencia de Lucio Gutiérrez?
A ellos también les paga el Estado ecuatoriano.
María Augusta Espín
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