Podemos pensar en utopías, cuando aun tenemos 25% de pobres en el país


La iniciativa Yasuni ITT, planteada por el gobierno desde sus inicios, proponía al mundo la posibilidad de dejar el petróleo bajo tierra a cambio de que las naciones de todos los continentes aportaran con el capital que el Estado ecuatoriano dejaría de percibir por la no explotación de esos recursos.

La creación de este fondo puso sobre el tapete mundial una discusión y, sobre todo, el cuestionamiento sobre la responsabilidad que los países que más contaminan tienen en la protección y conservación de la bio diversidad del planeta.

Esta propuesta, innovadora y comprometida con la protección de los recursos naturales; sin duda utópica, pues somos un país con infinitas necesidades y fuimos nosotros quienes por primera vez planteamos al mundo dejar de pensar en el dinero y pensar en la naturaleza y el futuro del planeta. Sin embargo, la propuesta no tuvo eco, pocos fueron los países que decidieron aportar a ese fondo y luego de seis años de varios intentos fallidos se tomó finalmente la decisión de explotar estos recursos.

El Estado ecuatoriano, pese a los distintos esfuerzos que se han hecho en los últimos años para alcanzar el cambio de la matriz productiva y dejar de depender de los recursos del petróleo, aún tiene en éste su principal fuente de ingresos.

Los ecuatorianos no podemos olvidar que en estos 8 años, gracias a estos recursos se ha logrado reducir el índice de pobreza extrema en un 55%, que significa que más o menos 900.000 personas dejaron esa condición de vida. La importante inversión social del gobierno en educación, salud y mejora de condiciones de vida; sin duda son, en mi criterio,  el mejor petróleo invertido desde que este país se convirtió en exportador de crudo.

Leyendo los indicadores de condiciones de vida de países como Belgica, Suecia y Suiza, es inevitable que se me despierte una sana envidia, pues si el Ecuador estuviera en esas condiciones podría darse el lujo de dejar esos recursos bajo tierra, como fue la intención desde el inicio y sin tener que pedir dinero al resto. Lamentablemente en el mundo real es difícil mantener utopías, con una población que aún enfrenta necesidades y un país que requiere de más inversión para continuar con los proyectos de infraestructura que persiguen un cambio en la matriz productiva y energética. Dejar esos recursos bajo tierra, sería mínimamente irresponsable frente a una población que trabaja a diario por salir adelante buscando dar un mejor futuro para sus hijos.

Frente a esto, los argumentos que esgrimen organizaciones como Yasunidos, que se oponen a la explotación del petróleo en los campos del bloque ITT, parecerían ser elaborados dentro de una burbuja o por personas  que no conocen la realidad del país. Argumentar que los mismos recursos se pueden obtener a través del incremento de impuestos o reduciendo salarios, no solo es errado sino que terminan por ser argumentos mentirosos que confunden a la ciudadanía, sobre todo a la población más joven.

Decir por ejemplo que con los recursos del petróleo no se ha sacado al país de la pobreza es desconocer los importantes avances palpables y en cifras que han hecho que el Ecuador haya cambiado de época. Es este país donde se destina el 15% del PIB (Producto Interno Bruto) a la construcción de hospitales, escuelas, carreteras y atención a discapacitados y adultos mayores, siendo esta la inversión más alta de América Latina. Es además con estos recursos que se están construyendo proyectos como las hidroeléctricas que permitirán que avancemos a un estado post – extractivista.

La realidad entonces nos obliga a que orientemos con responsabilidad el discurso sobre la explotación del ITT. Años atrás se superó el debate entre los ambientalistas que decían que no hay que explotar los recursos naturales para obtener dinero. En la actualidad, los debates serios de quienes se preocupan en verdad por la conservación y preservación de la biodiversidad, se enfocan en que lo importante es hacer una explotación responsable, cuidando al detalle que cada uno de los puntos del Plan de Manejo Ambiental sean cumplidos y respetados a cabalidad.

No podemos como sociedad caer en la falsa disyuntiva, como lo plantea el grupo Yasunidos, de colocar a la explotación del petróleo como la destrucción del Parque Nacional o no explotar nada. Lo responsable es hacerlo bajo la vigilancia permanente de que se seguirán todos los protocolos y se usará tecnología de punta para minimizar el impacto y preservar la biodiversidad del Yasuní, sin afectar en nada a los pueblos no contactados.

No olvidemos que este pequeño esfuerzo, pues solo está permitido explotar el 1 por mil de la superficie del parque, lo debemos hacer luego de que la comunidad internacional falló a la hora de comprometerse para mantener el petróleo bajo tierra.

Como lo dijo el Presidente “el factor fundamental del fracaso es que el mundo es una global hipocresía”, ahora quienes gobiernan este país tienen la responsabilidad de continuar con los niveles de inversión para alcanzar el pleno desarrollo de cada uno de los ecuatorianos. Desde la ciudadanía debemos permanecer vigilantes y activos, no para boicotear el desarrollo del Ecuador, sí para que los recursos, fruto de este esfuerzo que ahora hacemos, sigan invirtiéndose en lo prioritario y nos permita alcanzar el buen vivir para todos y todas.

Claudia Armendariz
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