¿Quién no ha oído hablar del cuento aquel de Pedrito y el lobo? Bueno, para quienes no lo conocen, la historia se refiere a un niño pastor que gustaba de internarse en el bosque con su rebaño y una vez allí, para llamar la atención del resto de aldeanos, gritaba a los cuatro vientos "¡auxilio, auxilio, que viene el lobo!". La gente del pueblo iba de inmediato al bosque para rescatar a la supuesta víctima, pero no encontraban más que un niño riéndose burlonamente de los incautos comedidos.
Esa escena se repitió varias veces, hasta que el pueblo, cansado de la travesura de Pedrito, decidió no volver a hacer caso a esos llamados de auxilio. Sin embargo, un día, Pedrito entró al bosque y se encontró efectivamente con un lobo amenazante y hambriento. En medio del pánico empezó a pedir auxilio de manera desaforada pero nadie acudió a ayudarlo, mientras miraba impotente cómo el lobo mataba a sus ovejas una por una.
La moraleja obvia es que no está bien burlarse de los demás pues ello podría causar daño a quien organizó la burla. Sin embargo, e hilando un poco más fino, se me ocurre que de esta historia también se puede colegir como conclusión que gente interesada siempre encontrará un motivo para engañar a los demás, aún a riesgo de perder su credibilidad.
Hace apenas una semana el mundo entero amaneció empapelado con el escándalo de los Panamá Papers. Todos los periódicos del planeta reservaron sus primeras planas para "denunciar" algo que es archiconocido: mucha gente que tiene bastante dinero lo coloca en empresas offshore ubicadas en paraísos fiscales. ¿Qué tenía de novedosa entonces la denuncia de los Panamá Papers? Bueno, pues que más de 11 millones de archivos que contienen los nombres de clientes del bufete Mossack-Fonseca, especializado en crear empresas offshore, se filtraron hacia el diario alemán Sueddeutsche Zeitung el año pasado y este medio, a su vez, distribuyó esa documentación a otros periódicos y periodistas.
Para no hacer más larga la historia, la clave del escándalo está en que en esos archivos aparecen los nombres de jefes de Estado, ministros, deportistas, artistas y mucha otra gente muy conocida en el mundo. Quizá por eso es que el colectivo de periodistas investigadores que analizó la información calificó pomposamente a los Panamá Papers como "la investigación periodística más grande de la historia".
Bueno, ha pasado apenas una semana desde que se desató el escándalo motivado por "la investigación periodística más grande de la historia" y toda la bulla inicial, sospechosamente ha desaparecido.
Tres días duró la fiebre y esos tres días fueron suficientes para ser testigos de cómo la prensa y los periodistas asalariados de esa prensa destrozaban todos los límites éticos que implica el ejercicio periodístico.
Vimos, por ejemplo, cómo los diarios El País de España y The Guardian de Inglaterra dedicaron sus primeras planas a publicar grandes fotografías a todo color del presidente ruso Vladimir Putin, vinculándolo con los Panamá Papers, cuando en realidad su nombre no aparece en esos archivos. Quienes sí aparecen son personas cercanas a Putin, todas ellas desconocidas, pero como la prensa, al menos para El País y The Guardian, es una mercancía, había que buscar alguna conexión vendedora, aun forzándola y faltando a la verdad.
Esos dos mismos diarios que publicaban la foto de un Putin manchado artificiosamente por los Panamá Papers, ocultaron en un principio y de forma deliberada que la hermana del Rey de España y el padre del primer ministro de Gran Bretaña sí estaban a todas luces embarrados hasta los huesos en el escándalo.
Curiosamente esta baja práctica periodística se replicó aquel primer día de ruido de los Panamá Papers en nuestro país: los periódicos ecuatorianos vincularon exprofesamente a un funcionario que en realidad no estaba involucrado en el escándalo y se indujo a la opinión pública a creerlo mediante reiterados y simultáneos titulares de prensa, sin que medie contrastación de la información.
Tan grosera fue la intención de mentirle a la gente que esos mismos medios que aquel lunes publicaban los nombres de Pedro Delgado, Galo Chiriboga y Rommy Vallejo como supuestos implicados en el tema, cambiaban vergonzosamente esa versión y a partir del martes eran Pedro Delgado, Galo Chiriboga y Javier Molina los involucrados. Si pensaron que rectificando iban a limpiar en algo la poca credibilidad de la que gozan, se equivocaron pues el ataque inicial y la reculada posterior solo deja en evidencia que la intención de esos medios se limita a provocar daño y está muy lejos del objetivo de informar adecuadamente a la audiencia.
Pese al error de mala fe -sí, de mala fe porque más allá de los afectos o desafectos que pueda generar el talante del Secretario de Inteligencia, se lo "enganchó" en una bronca ajena con el fin de desprestigiarlo y mediante ese recurso desprestigiar al gobierno- ninguno de los medios que desde un principio sentenciaron sin ningún respaldo sólido a una persona a la pena de estar en el mismo saco con otros individuos cuya probidad sí está en tela de juicio, hasta ahora no han dado una mínima señal de desandar lo andado y, siquiera, mencionar que la afirmación inicial bien pudo haber sido, sino errada, por lo menos "no precisa".
Pero el tema no queda allí. El cinismo de las empresas de comunicación puede carecer de todo, menos de creatividad. Para el miércoles, y luego de que la Secretaría de Inteligencia hiciera público un comunicado en el que les hace ver a los medios el error que cometieron y expresara la intención de tomar medidas en el ámbito judicial, resulta que la noticia enfocada por esos mismos medios que cometieron un exceso es que el funcionario "amenaza" con reservarse el derecho de seguir procesos legales contra quienes, sin poseer pruebas contundentes, vincularon su nombre en el caso. Es decir, vuelven a sentenciarlo, esta vez como corrupto y bravucón.
Ahora la novedad es que los poseedores de los archivos han advertido que no van a publicarlos en su totalidad, quizá motivados por aquello de haberse dado con la piedra en los dientes al filtrarse entre los nombres de los involucrados el de varios funcionarios afines a Washington como Mauricio Macri (presidente de Argentina) o Petró Poroshenko (presidente de Ucrania).
Y sí, gente afín a Washington, ciudad desde la que sin pudor como la periodista Marina Walker, directora del Consorcio Internacional de Periodistas Investigadores, da ruedas de prensa y entrevistas vía Skype para justificar por qué los Panamá Papers es "la investigación periodística más grande de la historia", pese a que poco a poco se van conociendo detalles no menores como el hecho de que ese consorcio liderado por Walker recibió financiamiento del Departamento de Estado de los Estados Unidos, a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés), para hacer su "investigación".
Ese solo detalle me lleva a concluir que cualquier nueva revelación que se haga sobre los Panamá Papers no solo que es susceptible de duda sino, y esto es más grave, que lleva implícita una intencionalidad proterva de atacar a alguien por orden de un tercero que seguramente está moviendo en la oscuridad los hilos de las sacrosantas empresas de comunicación de Occidente.
Por Tomás Ojeda
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5 comentarios
Write comentariosMe resulta interesante considerar la opinión de Tomas, aunque hoy se nota x medios correistas de una "vinculación" de Moeller, Paez, Silvia Buendía y Domenica Tabacci, sin pruebas del archivo al vusl vuestionan, sino -para mi opinión- aventurera de cuestionar la información, cuando lo ético sería revisar la información previanente encontrada, peto no! Tienen que actuar como apandillados acólitos del poder para desvirtuar o deslegitimar la conexión notoria del Fiscal...sin decir pio! , una pena... si la parcialidad está de un lado, ustedes correistas fans no se quedan atrás... contraataque?....
ReplyWilliam Peñaherrera
Quienes escriben para este blog, son perros y borregos de Correa.
ReplyFernando Boada B.
Me parece pertinente que se conozca y se investigue a los funcionarios públicos que tienen vinculaciones con los documentos de Panamá y no tratar de desviar la atención a los periodistas que lo dieron a conocer. Como siempre el régimen tratando de salir por la tangente. Afronten. Que el fiscal renuncie.
ReplyParece artículo de trasquilado reciente, se va por las ramas, viendo lo que le interesa, todo es culpa del imperio, negando lo que afecta a su régimen y a su dios. Completa miopía mental.
ReplyParece artículo de trasquilado reciente, se va por las ramas, viendo lo que le interesa, todo es culpa del imperio, negando lo que afecta a su régimen y a su dios. Completa miopía mental.
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