Detención del hermano de Páez y el silencio de los medios




En la opinión pública la realidad de la audiencia es, en buena medida, una percepción resultado de lo que ocultan o muestran los medios de comunicación. Esto no es ninguna novedad, sin embargo, sí es todavía un tema de debate con criterios confrontados. 

Este viernes 22 de septiembre fue posible observar un caso muy concreto que se presta para el análisis y en el que se evidenció una especie de acción a conveniencia de los medios. El caso es la detención del hermano de Andrés Páez. 

Mientras en los casos de corrupción de otros políticos existió una amplia cobertura mediática, algo que está perfectamente justificado, en el caso de la detención del familiar del ex candidato por la alianza CREO- SUMA no tanto. ¿Existe acaso un tratamiento de la agenda informativa a conveniencia? Describamos los hechos. 

En la madrugada del 22 de septiembre, la Fiscalía General del Estado detiene a Eduardo Ulpiano Páez, hermano del excandidato a la vicepresidencia, Andrés Páez. La noticia fue difundida por cuentas oficiales y hasta el mediodía, pese al habitual comportamiento de la prensa de difundir este tipo de hechos, apenas la información circulaba en algunos medios de comunicación de forma muy escueta. 

Diario La Hora, El Telégrafo y un par de medios más mencionaron el tema, casi sin mayor detalle ni explicación. Los otros medios, sobre todo los de mayor audiencia, nada decían, ni siquiera en sus cuentas de redes sociales. En los noticieros del medio día, entre ellos el de Ecuavisa, apenas sacaron una leve mención al caso, otros no dijeron nada, como si de un hecho sin importancia se tratara.

Decir que medios de comunicación que han recibido importante cantidad de dinero a través de auspicios de empresas vinculadas al partido de Lasso y Páez, omitan o callen el tema de la detención del hermano de un político tan conocido por estafa al Estado resulta, por decir lo menos, sospechoso y un argumento de falta de independencia y agenda a conveniencia.  
  
La falta de independencia y, por el contrario, una dependencia de los medios a intreseses económicos y políticos es una posibilidad muy sólida. Por eso no es sorprendente que el relato de los hechos que se difunden en los medios está influido por personas y grupos que con su propia ideología e intereses los dirigen. En el marco de estas prácticas, no todas las personas y actores sociales gozan de una libertad de expresión efectiva que les permita visibilizar sus ideas y realidades. Tampoco la audiencia y la opinión pública pueden disponer en igualdad de condiciones de verdadera información de interés social. 

Este problema se ha intentado reducir con la creación de un mayor número de medios de comunicación de carácter público. La iniciativa suena bien pero el proceso es difícil, tortuoso y no ha estado exento de polémicas. Mientras organizaciones sociales y un sector de la ciudadanía celebraron los nuevos medios, los gerentes y propietarios de los medios privados han levantado su voz de protesta porque consideran que estas políticas son restrictivas. 

De momento, el Estado en Ecuador tiene una responsabilidad  legal de defender, hacer respetar y garantizar el derecho de toda la sociedad a una comunicación e información veraz, intercultural, diversa, incluyente,  participativa, ética, sin censura ni autocensura y hecha con responsabilidad. Parámetros muy altos que se ponen en tela de juicio en casos como en el del hermano de Andrés Páez, donde si los medios alternativos no informan los medios tradicionales en lo posible guardan silencio.

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