Huellas de la memoria


Desde la invención de la fotografía en 1839 con el aparecimiento del daguerrotipo, la manera en que se registra la historia dio un enorme salto y la fotografía se convirtió en una nueva  forma de representación de la realidad. En sus comienzos, este nuevo invento sirvió para hacer retratos y  escenas de la vida cotidiana. Durante el siglo XIX la fotografía tuvo un carácter netamente social. En el siglo XX con la profesionalización de esta actividad y gracias a mejores avances tecnológicos, la fotografía fue convirtiéndose también en una herramienta periodística y en una instrumento para la producción artística.

La tecnología avanzó tanto desde entonces,  que hoy por hoy reportero y/o fotógrafo lo somos casi todos. Los aparatos son cada vez más accesible y cualquiera que tenga un teléfono inteligente con cámara se convierte en fotógrafo. Claro que no es tan fácil hacer buenas fotos, por algo este es un oficio que se estudia y se practica a profundidad, a lo que me refiero es que gracias a la tecnología, registrar la realidad es pan de todos los días; hoy la historia se nutre de millones de imágenes provenientes de las más variadas fuentes.  La discusión en estos tiempos es cuál será el registro que podrá perdurar en el tiempo. Los soportes digitales sabemos que no son muy confiables y que la famosa “nube” donde se archivan datos puede ser vulnerada.  Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que las  placas de plata y gelatina que tienen más de un siglo, aún mantienen las imágenes intactas a pesar del paso del tiempo.

El Ecuador tiene un gran acervo cultural de fotografías realizadas en diversas etapas de su historia, que de a poco se han ido recuperando. Según datos del INPC las primeras fotografías de las que se tiene registro datan de 1860 aproximadamente. En ese entonces quienes tenían acceso a un daguerrotipo era la gente adinerada, pues traer un daguerrotipo desde Europa implicaba un costo considerable. Así es que las primeras fotografías en el país eran de las élites políticas y económicas, de los grandes hacendados y también se registraron los procesos de evangelización.

El reciente hallazgo en el Vicariato Salesiano en la Amazonía con fotografías de los siglos XIX y XX es de tal riqueza y rareza que fue postulado para el registro patrimonial de la UNESCO “Memoria del mundo” y el Comité Consultivo Internacional de este organismo inscribió las propuestas de cuarenta países en el registro de la ‘Memoria del Mundo’, entre estos se encuentra por primera vez Ecuador. 

La colección denominada “La mirada del otro, acervo documental del Vicariato Apostólico Salesiano de la Amazonía Ecuatoriana 1890-1930”, está bajo el resguardo del INPC e integra un conjunto de 76 negativos en geleatina-bromuro de plata sobre placa de cristal y 192 originales de la época, positivos de bromuro de plata, que retratan las misiones evangelizadoras realizadas por los salesianos entre 1890 y 1930 en los grupos quichua, quichua-napo, canelo quichua, shuar, ashuar y cofán.

Existen muy pocos registros de aquella época, de ahí el valor documental y estético de esta colección.

Este repositorio de la memoria de los pueblos amazónicos del Ecuador, es además un importante documento de estudio para la construcción de la historia identitaria de estos pueblos y su manera de relacionarse con occidente; pero así mismo es un fiel testimonio de la mirada colonizadora de pueblos que en ese entonces resultaban exóticos e inaccesibles.
La mirada del otro es justamente esa aproximación que la fotografía otorgó a quienes realizaron estas imágenes en su momento y  ahora a quienes las podemos admirar. Estas imágenes de hace más de un siglo son parte de una realidad y parte de la historia de nuestros pueblos amazónicos. Aunque ahora se puedan cuestionar de diversas maneras los procesos civilizatorios, la mirada colonizadora y el mito del “buen salvaje”, tener un reconocimiento al patrimonio cultural y poner en valor parte de la historia de nuestro país siempre nos llena de orgullo.


Dolores  Cevallos
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