IESS, institución fuerte y solvente


Ha sido una década de ratificaciones en participación ciudadana, economías populares, solidarias e incluyentes. Ratificar además nuestra economía que más allá de apuntar al equilibrio del mercado, se orienta al equilibrio del ser humano consigo mismo, con los demás y con la naturaleza; la contribución de la economía a este equilibrio será posible con un adecuado reconocimiento del ser humano como sujeto y como fin, que propenda a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza y que tenga por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el Buen Vivir. 

A partir de la Constitución de Montecristi, aprobada por el pueblo ecuatoriano, se reconoce la seguridad social para todas las personas, independientemente de su situación laboral.

Así que estos años no solo han sido espacio para la reflexión, ha sido casi una década de acciones contundentes. La revalorización del seguro social significa un giro de 180 grados en la historia del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Antes, el IESS era sinónimo de una burocracia ineficiente, indolente e inoperante que estaba al margen de las necesidades de la sociedad. Ahora se ha reinstitucionalizado el  Estado; aunque algunos lo acusan de su destrucción, algo que no asombra, pues son grupos aristocráticos ligados siempre al poder privado y enajenador de la salud como bien común, como fue en el gobierno de Sixto Durán Ballén y Alberto Dahik cuando se buscó privatizar la seguridad social en el Ecuador. Estamos entonces, frente a un estado popular no burgués, que no sólo representa a las mayorías sino que cubre con calidad y calidez sus necesidades.

Esto no quiere decir que la tarea está finalizada o que no se han cometido errores, sin embargo los hechos presentan un futuro esperanzador con políticas claras en la asignación de préstamos quirografarios, pensiones y atención a enfermedades catastróficas; por primera vez se reconoce el trabajo que realizan miles de amas de casa y se les otorga el derecho de afiliarse al Seguro Social. 

Más de 138.000 familias cuentan con nuevas viviendas gracias al Banco del Afiliado, se han invertido más de 5.762 millones de dólares en préstamos quirografarios y se han dado más de 8.021 millones en préstamos hipotecarios. El IESS constituye hoy el principal prestamista y ha logrado dinamizar el mercado inmobiliario en el país. 

Adicionalmente, es necesario recordar lo alcanzado en temas de inversión e infraestructura.  El IESS ha construido  12 hospitales y unidades médicas nuevas, ha readecuado los dispensarios del Seguro Social Campesino. Hoy tenemos tres megahospitales en construcción: Quito, Guayaquil y Machala. 
Además se construye un moderno hospital en Quevedo y el Centro Materno Infantil y de Emergencias en Puyo. Están próximos a inaugurarse el Centro Médico de Especialidades en Quito y dos Centros Médicos Integrales y geronto-geriátricos en Cañar y Santo Domingo de los Tsáchilas. 

Para la eficiencia del nuevo modelo de gestión se ha adquirido también el Hospital del Día en Nueva Loja. Con esta ampliación de la oferta hospitalaria, habrá una disminución con la dependencia de servicios prestados por clínicas privadas  a las cuales el IESS pagó 780 millones sólo en 2015.

Debemos hacer memoria, 9 años atrás existían pensiones de $4 hoy se recibe una pensión promedio de $546, de las más altas de la región, superando incluso a Chile y Uruguay, países de mayor productividad que el Ecuador. El número de jubilados también se ha incrementado: de 278.594 en 2006 a 465.546 en 2015. Antes de este gobierno, el IESS era parte de las cuotas políticas de la partidocracia donde no existía inversión en prestaciones de seguridad social, los hospitales estaban destruidos. Hoy el IESS es una institución fuerte y solvente.

Ante la ley, todos somos iguales, todos tenemos igualdad de derechos, y la salud es un derecho universal. Hay un tronco común: la seguridad social con derechos para todos y de ahí se derivan especificidades para atender los casos particulares. 

El reto es grande, el IESS no solo debe seguir por el camino de la inclusión, ya no se observa a nuestra gente muriendo en la vereda de los hospitales o a jubilados durmiendo en carpas esperando sus pensiones. El cambio es tangible, el futuro tiene bases sólidas.

Carlos Andrade
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